miércoles, 22 de junio de 2011

Mi primer Triatlón, segunda parte.


Cuando jugaba fútbol americano, hace más de 15 años, lo que me daba más hueva era correr; y más dando vueltas al campo de fútbol. Me sentía caballo de hipódromo.

Años después, mi esposa corrió 5 km de la última carrera de Mexicana: 25 de julio del 2010. Ella me pidió que corriéramos juntos, pero yo tenía el pretexto de que no podía porque me dolían los pies y las rodillas. El día de la carrera nos fuimos muy temprano a la salida en la torre de Mexicana, dejé a mi esposa y me fui a estacionar el carro, llegué justo antes del arranque. Ver el ambiente de la carrera, los niños apoyando a sus papás, abuelos y abuelas con mucho más problemas físicos que yo, a mamás y papás con carriolas corriendo, fue mi gran motivación, y me dije: ¡yo quiero correr!

A prepararse. Lo primero fue buscar carreras. En la ciudad de México hay dos principales organizadores: http://www.asdeporte.com de CIE y http://www.emociondeportiva.com de deportes Martí, y yo sabía que la carrera de Nike es una de las más populares y es de noche. Son 10 km y es la más burguesa de México: 27 de noviembre del 2010.

Como hamster, solo corría en banda; hice intentos de correr en el parque de Gandhi pero sólo podía dar 2 vueltas de 1 km, mientras mi esposa y mi amigo Carlos le daban 4 y 6 vueltas respectivamente, un poco frustrante. Busqué motivaciones musicales haciendo playlists especiales, compré la revista Runner's world (muy buena, por cierto)... y así, llegué a correr casi 5 km en banda antes de la carrera. Estaba muy emocionado. No estaba listo, pero emocionado sí estaba.

Sábado 27 de noviembre del 2010. Corrimos más de 8 mil personas; nuestro grupo era de 4: mi papá, Carlos (el más pro porque tenía el nike plus, polar y madre y media), mi esposa y yo. Salimos con tiempo para llegar temprano, tomamos un taxi y nos acercó hasta circuito interior porque las calles estaban cerradas. Era mi primera carrera y todo era nuevo para mí, estirarse un poco más que imposible ya que estábamos más apretados que en el metro Hidalgo en hora pico. Ya sobre la calle de Río Missisipi, a más de dos cuadras de la salida se empezó a cantar el himno nacional y se escuchó a lo lejos el disparo de salida. Miles de pies se empezaron a mover. Recuerdo que corrí con mi celular y con un mp3 con música electrónica, guardé el cel en mi short, pero por el peso se me bajó el short, y antes de un 1 km ya lo tenía en la mano. Corrimos todo Reforma hasta el Auditorio Nacional, dimos vuelta, entramos al Bosque de Chapultepec, pasaron los kilómetros y después de una hora y veinte minutos crucé la meta. ¡Estaba feliz!, no podía mover mis piernas, pero me dieron mi medalla, una bolsa con una naranja, un plátano y agua; el dolor en mis piernas era más grande que la emoción de terminar la carrera; una semana me duró el dolor, pero la satisfacción sigue estando en mi cuerpo.


1 comentario:

  1. Se de esa sensación, es mucho orgullo, aunque no tengas el mejor tiempo, es un reto personal, cumplido.

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