domingo, 26 de junio de 2011

Triatlón Tequesquitengo.

Triatlón Teques

Hace una semana, en la revista Runner's World, mi esposa encontró un anuncio que yo pase desapercibido: "Primer Triatlón Tequesquitengo, 25 de junio de 2011”, yo estaba frente a la computadora y, cuando me dijo, me pareció una gran oportunidad. Al día siguiente ya estaba inscrito.

Siendo mi primer triatlón al aire libre, estaba muy emocionado. Lo primero que hice fue mandarle un mensaje por Whattsapp a mi amigo Carlos, que tiene una casa en Cuernavaca,
y “sutilmente” le pedí hospedaje para ese fin de semana. Ya teníamos hospedaje e inscripción.

Lo que no sabía era que un día antes tenía que ir a Teques a dejar la bici y a una junta
obligatoria para primeros triatletas.
Plan A: Salir con mi esposa y mi hija el viernes a las 15 horas de la Ciudad de México, ir a la junta y dejar la bici; había 2 horarios para la junta: 13:30 y 17:30
horas. Fallido. De repente se vino abajo el plan porque de último momento le avisaron a mi esposa que tenia clases de maestría de lunes a viernes de 18 a 21 horas.

Plan B: Salgo temprano a Teques, voy a la junta de las 13:30 horas, dejo la bici, me regreso en chinga, paso por mi hija y llevo a mi esposa a Santa Fe a sus clases.

El plan inició bien. Llego a la junta, me explican el recorrido y lo que estaba prohibido, salgo de la junta, llevo la bici al lago, me ponen mi número en la pierna y el brazo: "738". Para esto, ya eran las 15:30 horas, así que le marqué a mi mujer: “mejor toma un taxi a la Universidad, no voy a lograr llegar por ti, pero paso por nuestra hija”. Y… tampoco lo logré. Eran las 16:40 y yo estaba parado en la autopista entre Teques y Cuernavaca (30 km las dividen), el cielo se empezó a nublar, así que decidí en chinga marcarle a mi papá, explicarle la situación y pedirle que pasara por Natalia. Asunto arreglado. Tres horas y media después llegué a casa de mi papá por mi hija, todo madreado por la carretera y el tráfico de la ciudad, ahora, a esperar a que saliera mi mujer. Ya no tuve que subir a Santa Fe por ella porque, afortunadamente, una de sus amigas le llevaría a Polanco. Pasé por ella a las 22 horas. Ahora, a ir por Carlos, Lorena y su hijo Pascal a su casa en Insurgentes Sur, para por fin salir a Cuernavaca por segunda vez en el día. Llegamos a las 00:30 horas y yo estaba citado en Teques a las 06:30. ¿Dormir?, no mucho.

Medio dormí poco más de 4 horas, a las 05:30 me levanté a prepararme: traje de baño, playera, lentes, casco, guantes, hija y esposa bien dormidas; otra vez carretera. Cuando llegamos a Tequesquitengo
estaba amaneciendo, la vista era increíble. Todo el cansancio se me olvidó, la adrenalina invadió mi cuerpo, todo era nuevo para mí.


No sabía qué hacer. Llegué a mi bici y todos estaban revisando la suya. Lo único que hice fue checar la presión de las ruedas; estaban bien, tal vez
un poco bajas, pero estas ruedas tienen una válvula especial para el inflado, y siempre que trato de inflarlas las dejo peor, así que preferí dejarlas así. Tomé un par de fotos con mi cel y regresé a dejarlo al carro.

7:45 am. De donde está la bici al lago es una vereda de terracería de cerca de 400 metros, al bajar te dan una bolsita para guardar tus tenis y unas chanclas desechables para caminar entre piedras hacia el lago. La salida es en bloques: salieron primero los de 15 a 29 años (para identificarlos, la gorra de natación era de color verde), 3 minutos después la siguiente categoría de 30 a 34 años (gorra roja), después mi bloque de 35 a 50 (gorra azul), luego las chicas (gorra blanca) y, al final, los elites, que están en el circuito profesional.

Uno de mis temores era que
el agua estuviera fría, pero al contrario, estaba tibia y muy rica. Todos los competidores de mi bloque, alrededor de 50, entramos al lago y dos boyas y un lazo marcaban la línea de salida. 400 metros se veían como 4 kilómetros. Sonó el disparo, activé mi medidor de frecuencia cardiaca en mi muñeca izquierda y mi cronómetro en la derecha, empecé a nadar y sentía piernas y brazos golpeándome. Aceleré y llegué a la primera boya para darle vuelta; ya no sentía tantos golpes, pero era desesperante no ver nada y saber que me faltaba más de la mitad. Llegué a la segunda boya, 200 metros; me enfilé a la ultima boya y empecé a ver más tráfico y gorras de color rojo; me detuve un poco para ver donde estaba, vi que desvié del camino y perdí un par de minutos al regresar. Le di la vuelta a la última boya, y en los 50 metros finales me paré un par de veces pensando que ya se podría sentir tierra firme, y nada; se me hicieron eternos los últimos minutos, pero al fin toqué el piso, me puse de pie y corrí. Llegué a la zona donde estaban mi bolsa de tenis, con las manos me quité un poco de la arena de las plantas del pie, me puse mis calcetas, tenis y corrí por mi bici.

Llegando a la bici me puse mi playera, mi casco, lentes y guantes; tomé la bici, no la puedes montar hasta que sales de la zona transición (75 mts); para salir a la carretera hay que pedalear una pendiente de 300 metros muy difícil, pero llegando ahí, todo se volvió más tranquilo. Me esperaban 10 km de camino. Hacia los primeros 3 km, vi en la carretera a Carlos, Lore y Pascal echándome porras, eso me dio mucho ánimo; avanzaron los kilómetros, la verdad no le metí mucha velocidad porque no sabía cuánto restaba y todavía me faltaba la carrera. Llegué a la zona de transición, dejé la bici, me quité mi casco, los guantes, y tomé camino.

Ahí es cuando vi por primera vez a mi esposa y mi hija gritándome, me dio más animo y se me hizo un nudo en la garganta… que se me quitó cuando vi que la pendiente para tomar la carretera era de terracería y como de 60 grados de inclinación. Llegando a la carretera tomé mi primera bolsita de agua, le di unos pequeños sorbos y el resto me la vacié en la cabeza, tal como le hacen los de la TV; en el primer km platiqué con otro competidor de lo difícil que estuvo la natación, llevaba buen ritmo pero mis piernas ya no daban; en el kilometro dos tomé un vaso de Gatorade y otra bolsa de agua, repetí lo de vaciarme el agua en la cabeza, llegando a la pendiente todo era felicidad. Me faltaban tan solo 50 metros, giré mi cabeza para buscar a mi esposa y mi hija, me vieron y corrí con más fuerza a la meta, había terminado mi primer triatlón.

Paré mi medidor de frecuencia y luego mi cronómetro. Estaba fundido. En unas hieleras había botellas de isotónico y me tomé una completa y sin respirar, me pusieron mi medalla, bien ganada. Tomé una naranja de la mesa y un plátano, la naranja más rica que he probado en mi vida, o al menos así me supo. Ya más recuperado me empecé a estirar y me dirigí hacía las tribunas a buscar a mi seres amados.

Ya descansado y en casa de Carlos, Lore y Pascal, busqué en internet mis tiempos y me llevé una gran sorpresa cuando vi que llegué en quinto lugar en la prueba de natación, ¡no me lo esperaba!, yo sólo quería terminar lo más dignamente posible. Llegué en el lugar 23 de 50 competidores de mi categoría.

Gracias a Carlos, Lore, Pascal, mi hija y mi esposa por el apoyo y un increíble fin de semana.

miércoles, 22 de junio de 2011

Mi primer triatlón. tercera parte.


El temor que tenia al triatlón era la carrera y con los 10 km supere el miedo y ahora me encanta correr, tanto que pienso en un medio maratón o un maratón.

Para ese entonces ya tenía 10 kilos y 2 tallas menos, todo esto contagio a mi hermano y a mi papá, se inscribieron a un gimnasio; mi hermano que es todas las puede, se animo y se inscribió a mi segundo triatlón bajo techo, misma distancia 500 mts alberca, 6 km en bici estacionaria y 4 km en la banda. Para este triatlón no me había preparado como en el anterior eran los primeros días de enero del 2011, mis tiempos 9 minutos y 48 segundos en la alberca, 10 minutos en la bici y 29 minutos en la banda, logre bajar más de 3 minutos al primero, nade 4 minutos más rápido en la alberca y le gane a mi hermano, me dio mucho gusto que me acompañara.


Seguí corriendo más y nadando menos, después de criticar a los dueños de Nike plus, compre mi chip y pulsera, parece muy estúpido que una pulsera con USB y que se conecta a tu tenis por medio de un chip logre motivarte al correr, pero el tan solo saber cuándo, cuanto y como corriste es una gran ayuda.

Puede ser el chip o un simple cronometro, la idea no es ganar la carrera, los que compiten son profesionales entrenas 3 horas dos veces al día, cuando corro o nado en algún evento siempre quedo en primer lugar, nunca he hecho más tiempo del evento anterior mis primero 10 km hice más de 1 hora y 20 minutos hace tres semanas, una hora y seis minutos 14 minutos, ahora tengo que bajarle a menos de 60 minutos los 10 km así de simple.

Este 2011 hice 2 triatlones bajo techo, 1000 mts en alberca una carrera una de 5 km y otra de 10 km.

Mayo 2011 con la idea de hacer el triatlón de Boca del Río el 27 de agosto del mismo año, fui a buscar mi bicicleta; Yo recordaba que en el centro hay una calle que tiene varias tiendas de bicicletas en ese momento ignoraba el nombre de la calle sabía que era cerca de la Merced, llegue al Zócalo camine hacia Pino Suarez entre prostitutas, aroma de aceite de garnachas, boneterías y ambulantaje llegue a la Calle de San Pablo 40 locales se extienden por la calle la mayoría de bicicletas aunque también hay de patines y motocicletas.

Básicamente todos los locales son iguales y no venden bicicletas “caras” las marcas mexicanas Benotto y Alubike dominan el mercado. Para triatlón se necesita una bicicleta de ruta en tiendas especializadas para este deporte cuestan entre 20 mil y 100 mil pesos, la mía me costó 4,000 mil pesos es Benotto pesa menos de 12 kg, pienso que me va dar problemas pero lo que quiero es que llegue a agosto para Veracruz.

Mi primer Triatlón, segunda parte.


Cuando jugaba fútbol americano, hace más de 15 años, lo que me daba más hueva era correr; y más dando vueltas al campo de fútbol. Me sentía caballo de hipódromo.

Años después, mi esposa corrió 5 km de la última carrera de Mexicana: 25 de julio del 2010. Ella me pidió que corriéramos juntos, pero yo tenía el pretexto de que no podía porque me dolían los pies y las rodillas. El día de la carrera nos fuimos muy temprano a la salida en la torre de Mexicana, dejé a mi esposa y me fui a estacionar el carro, llegué justo antes del arranque. Ver el ambiente de la carrera, los niños apoyando a sus papás, abuelos y abuelas con mucho más problemas físicos que yo, a mamás y papás con carriolas corriendo, fue mi gran motivación, y me dije: ¡yo quiero correr!

A prepararse. Lo primero fue buscar carreras. En la ciudad de México hay dos principales organizadores: http://www.asdeporte.com de CIE y http://www.emociondeportiva.com de deportes Martí, y yo sabía que la carrera de Nike es una de las más populares y es de noche. Son 10 km y es la más burguesa de México: 27 de noviembre del 2010.

Como hamster, solo corría en banda; hice intentos de correr en el parque de Gandhi pero sólo podía dar 2 vueltas de 1 km, mientras mi esposa y mi amigo Carlos le daban 4 y 6 vueltas respectivamente, un poco frustrante. Busqué motivaciones musicales haciendo playlists especiales, compré la revista Runner's world (muy buena, por cierto)... y así, llegué a correr casi 5 km en banda antes de la carrera. Estaba muy emocionado. No estaba listo, pero emocionado sí estaba.

Sábado 27 de noviembre del 2010. Corrimos más de 8 mil personas; nuestro grupo era de 4: mi papá, Carlos (el más pro porque tenía el nike plus, polar y madre y media), mi esposa y yo. Salimos con tiempo para llegar temprano, tomamos un taxi y nos acercó hasta circuito interior porque las calles estaban cerradas. Era mi primera carrera y todo era nuevo para mí, estirarse un poco más que imposible ya que estábamos más apretados que en el metro Hidalgo en hora pico. Ya sobre la calle de Río Missisipi, a más de dos cuadras de la salida se empezó a cantar el himno nacional y se escuchó a lo lejos el disparo de salida. Miles de pies se empezaron a mover. Recuerdo que corrí con mi celular y con un mp3 con música electrónica, guardé el cel en mi short, pero por el peso se me bajó el short, y antes de un 1 km ya lo tenía en la mano. Corrimos todo Reforma hasta el Auditorio Nacional, dimos vuelta, entramos al Bosque de Chapultepec, pasaron los kilómetros y después de una hora y veinte minutos crucé la meta. ¡Estaba feliz!, no podía mover mis piernas, pero me dieron mi medalla, una bolsa con una naranja, un plátano y agua; el dolor en mis piernas era más grande que la emoción de terminar la carrera; una semana me duró el dolor, pero la satisfacción sigue estando en mi cuerpo.


martes, 21 de junio de 2011

Mi primer Triatlón, primera parte.


Todo empezó hace mas de 27 años. Lo recuerdo vagamente, estaba en un balneario con mi papá, mi mamá y mi hermano; papá, como parte de un juego, organizó un mini aquatlon, nadar y correr, en ese entonces yo tenía escasos 9 años y mi hermano y yo pasábamos tardes completas en un club deportivo, después de la primaria. El transporte nos dejaba ahí, donde comíamos, nadábamos y hacíamos karate Do, "el camino de la mano vacía" (era muy de hueva en comparación de la películas de Bruce Lee, donde usaba Catanas y Chacos).
El aquatlon consistió, si no mal recuerdo, en dar un par de vueltas a la alberca y luego darle una vuelta a un campo de fútbol, pero fue suficiente para que se me quedara en mi memoria; seguro que ni mi papá ni mi hermano se acuerdan.
Pasaron 27 años para que volviera a vivir algo así, cuando en el Sportcity a donde acudimos mi esposa, mi hija y yo, pegaron un anuncio de un triatlón indoor, agosto del 2010. Para ese entonces yo pesaba 124 kilos, nadaba mucho por dolores de espalda y hacía un poquito de elíptica. Me decidí y pregunté si costaba algo, me dijeron que era gratis, así que me anoté en la lista.
Empecé la preparación; primero lo hacía al revés: corría, luego bici y por último nadaba. No porque lo diga el entrenamiento, más bien es práctico nadar y bañarse al final.
Sabía que había triatlones, lo que ignoraba es que había bajo techo y más que era una versión súper corta a la versión olímpica, y ya no digamos a la versión original, Ironman.
La distancia de la versión bajo techo es: 500 metros nado, 6 km en bici estacionaria y 4 km en banda para correr.
Llegó el día del evento, era agosto. En la alberca hice un tiempo de 9 minutos y 40 segundos, nadé con short de alberca porque no tengo traje de baño especial; salí y me dijeron "tienes 2 minutos para llegar a la bici", corrí al vestidor, me quité el traje de baño, me puse mi short de correr, calcetas, desodorante, playera y salí corriendo. Unos más profesionales nada más se ponen sus tenis, y así se van a la bici.
Corrí a la bici, todo mojado logré hacer los 6 km en 12 minutos y 39 segundos, pase a la banda y mis piernas me temblaban. Empecé a caminar, luego a trotar los 4 km; los hice en más de 30 minutos, pero lo terminé... y estaba muy feliz.
Ya tenía clavada la espina.